martes, 1 de septiembre de 2009

Gramsci

Esta tarde, hai unes hores, despidimos a Gramsci. Gramsci yera’l nuestru perru. Dalgún día voi tener que contar tolo qu’agora nun tengo ánimu pa contar: doce años dan pa muncho. Pero agora nun ye’l momentu.
Adiós, compañeru.

8 comentarios:

Miguel Barrero dijo...

¿Morrió'l perru aquel tan tranquilu qu'andaba per casa cuando fui a entrevistate? Cuánto lo siento, nin. Un abrazu pa ti y pa Silvia.

Pablo Texón dijo...

Siéntolo de verdá.

Roberto Pato dijo...

Se lo que ye. De nenu tuve a Luni y hasta va poco tuvimos a Oto. Besos y abrazos.

Xandru Fernández dijo...

Gracies a toos.

Anónimo dijo...

Xandru, supongo que no te quedó cuerpu, pero tengo yo una perruca d´auguas (pejina, de la costa oriental cántabra) de tres años, blanca y candial, que no soi p´atender. Valóralo, si quiés. Llámase Luga, polo branca, cumo los rayos de luz enos días de tormenta.

Un robráu abrazu,

Serrón

Xandru Fernández dijo...

Agradézotelo de veres, Serrón, ye un detalle. Pero ye como dices: de momentu, nun tenemos ánimu pa ello. Cuida muncho a Luga. Un abrazu.

Natalia CVallverdú dijo...

Era negra y me quitó muchos miedos. En un cajón guardo alguno de sus dientes, pelo azabache, su correa de cuero y fotos. Muchas. Cuando ocurrió ella tenía trece años y yo sentía que se me había muerto el hueco de su cuerpo en mi coche, sus lamidas matutinas, el salto para robo del lápiz en las largas noches de estudio (como si me dijera, "Ya te vale, ven a la cama"), ser recibida como debieron serlo sólo los dioses... Podría apuntalar mucho más. Leí, entonces, en pleno duelo, que ellos nos regalaban la inmortalidad: nacían y morían ante tus ojos.
Es empatía, porque a veces aún me cuesta mirar la caja de los recuerdos. La cura: el tiempo.
Un abrazo,
Natalia

Xandru Fernández dijo...

Así es, Natalia. Imposible explicarlo mejor.
Un abrazo, y gracias.